Como ser abogado en alicante y salir indemne

Como ser abogado en alicante y salir indemne

Por esta fechas se cumple el undécimo aniversario del  día en el que decidí comenzar a ejercer como abogado en Alicante “la millor  terreta del món” para los amigos y he tenido la brillante idea de que no hay mejor manera de celebrarlo que haciendo un pequeño compendio de cómo han sido estos diez años de ejercicio de esta convulsa, controvertida, incomprendida y a la vez hermosa profesión.

Siempre he dicho que los abogados somos un mal necesario, con la verdad por delante hay que  reconocer que nuestra profesión no tiene buena fama, ¿los motivos? Pues son de lo más variopintos y cada uno tiene los suyos para etiquetar a los abogados como una figura perniciosa y de poco fiar. Sin embargo y rompiendo una lanza en favor de mi gremio, a lo largo de estos años he constatado una verdad casi absoluta: Casi nadie nos tiene aprecio PERO si la gente tiene un problema lo primero que hacen es pensar en llamar a un abogado. Lo segundo es llamar a su padre, madre, pareja, amigo de toda la vida, etc… para preguntar  el nombre de uno bueno… ¿Cómo se llama el tipo aquel que acompañó al vecino a comisaría? ¿Tienes el número de la chica esa que divorció a tu primo? ¿Cuánto le cobró? De ahí lo de necesario como me refería al principio, uno solo va a un abogado cuando “el daño ya está hecho” y por tanto no hay más remedio. Ni que decir tiene que es imperativo cambiar esta distorsionada imagen que la sociedad tiene de nosotros y es que en ¡¡el fondo no somos tan malos, oiga!!

¿DE MAYOR TÚ QUE QUIERES SER?

Dicho esto, y volviendo al tema que abrió este post, hace unos cuantos años (sigo siendo muy joven aún) decidí que me quería dedicar a esto de ser jurista y letrado en ejercicio y que mejor sitio que Alicante por ser mi ciudad natal. La primera premisa que tenía que cumplir para acceder a esta profesión era ser Licenciado en Derecho: ¡¡¡Conseguido!!!!! , ¡¡¡¡ Vamos bien!!! Dicho así, parece fácil…pero no lo es. Esto de ser Licenciado no pasa de la noche a la mañana. Resulta que mientras allá por el año 2.000 (y su temido efecto) la mayoría de mis congéneres se iban de botellón a la Plaza de Canalejas, abarrotaban los modernos centros comerciales que se acaban de inaugurar e iban de paseo a la playa o a tomar algo “al Barrio” o a “la Zona”, algunos nos recluíamos en la Biblioteca a hincar los codos a base de café, sueño y bocadillos. ¡¡¡Al final conseguí el título!

DE LOS PRIMEROS TRÁMITES Y TRASIEGOS

abogado en alicante bis Pasado el primer trance, llega la colegiación. Ese momento en el que se entera uno de que para presumir hay que sufrir…que traducido a la abogacía viene a ser algo así como, ¡Si quieres ejercer te toca pagar! La primera en la frente, uno sale de la carrera pensando que va a empezar a ganar billetes y resulta que no sólo no los gana sino que los tiene que poner! Es en ese instante cuando el recién licenciado (tan joven, tan esbelto, tan ilusionado y… tan inexperto), se hace un poquito más mayor de repente y empieza a ver la cruda realidad de la vida adulta. (Quizá algún día escriba un post de como lo que al final hace que madures no es la edad, sino la hipoteca, sin embargo este no es el foro…ni el objetivo de esta entrada pero bueno por lo menos dicho queda).

Ya estoy colegiado, ¡empieza lo bueno me dije!  Ahora sólo queda buscar un despacho en el que me contraten para trabajar, ¿Contratar? ¡Pues tampoco! Resulta que en el modelo de explotación actual de los despachos de abogados tampoco se estila eso de ser asalariado. Resulta que lo habitual es que entres en un despacho “freelance” o “o colaborador” o como quieras llamarlo y una vez ahí te busques la vida para buscarte tus propios casos y ganarte el pan como buenamente puedas.

LA PASANTÍA, ESA PENITENCIA INEVITABLE:

Mención aparte merece el término “pasantía”, que podemos definir como una suerte de prácticas o aprendizaje posterior a la carrera. Este concepto no está exento de cierta controversia: para unos se considera un trámite necesario, un paso intermedio entre los estudios (tan teóricos ellos…) y el ejercicio activo (tan práctico él…) de la profesión, mientras que para otros es en realidad una forma encubierta de trabajar para otro por toda la cara (dicho así, sin remilgos). Personalmente pienso que ni una cosa, ni la otra por un lado es evidente que un aprendizaje de los conceptos prácticos es necesario, toda vez que cuando uno sale de la carrera de Derecho y se pone a ejercer cualquier parecido entre el manual y la realidad es mera coincidencia y por otro  la nula remuneración es poco viable puesto que además de injusto esto hace que el mal denominado “pasante” (el que está de paso parece referir el término) se desmoralice y al poco tiempo como hemos apuntado “pase” de seguir yendo al despacho.  Lo cierto es que este es un debate casi infinito, y da para muy mucho pero la realidad es que todos los que ahora ejercemos hemos “pasado” por la “pasantía” con mayor o menor suerte. El caso es que yo en la mía aprendí una cosa muy útil: Nadie o casi nadie te va a enseñar nada (los conocimientos tardan en adquirirse años, por lo que nadie te los va a regalar o ceder altruistamente). Conclusión: Si quieres aprender cómo se hace esto, deja de quejarte y apáñate porque así es como funciona la cosa.

CUMPLIENDO OBJETIVOS: ABOGADO EN ALICANTE

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Pues así lo hice,  y a lo largo de la última década he venido ejerciendo la profesión de la mejor manera posible pudiendo hacer una balance con el paso de los años bastante satisfactorio. Desde el primer momento opté por especializarme en una materia: Derecho Penal, en buen uso de la lógica y echando mano del refranero español caí en la cuenta de que “aprendiz de mucho, maestro de nada” por lo que centré mis esfuerzos en ser bueno en una disciplina. (sin descuidar las demás, ¡¡¡ojo!!!). Y sobre esa premisa, he ido progresando a lo largo de estos años y  así he ganado y he perdido casos,  he acertado y me he equivocado, me han elogiado y algunas veces me han censurado (por suerte las que menos), algunas personas me tienen en buena estima otras digamos que… no me comprenden (pero bueno al fin y a la postre esto va implícito en la profesión), en estos años me ha dado tiempo hasta de hacer algunas cosas que han trascendido y han alcanzado hasta cierta notoriedad, como por ejemplo: Sacar a un chico de la cárcel cuando cumplía una condena firme de once años, lograr la absolución de un cliente al que se acusaba injustamente de estafa, e incluso se me ha preguntado opinión sobre asuntos mediáticos de actualidad.  En cualquier caso la premisa  siempre ha sido la misma, hacer el trabajo de la mejor manera posible y la única condición innegociable es que las cosas las hago y las seguiré haciendo, como diría Mr. Sinatra “a mi manera”.

¿Y AHORA QUÉ?

En estos momentos en los que alcanzo ya cierto grado de experiencia en esta profesión puedo decir que fácil no es: Sólo en Alicante somos más de 8.000 colegiados compitiendo en un mercado bastante limitado teniendo en consideración que la población del municipio es aproximadamente de 320.000 habitantes, debemos añadir las carencias en materia de medios económicos y materiales de la propia Administración de Justicia, los constantes cambios legislativos lo que nos obliga a estar constantemente actualizando conocimientos y ya por último y no menos importante las nuevas tendencias y la evolución de la propia profesión que nos conduce una labor titánica de reciclaje (no en vano  los abogados hemos dejado de serlo para ser abogados 2.0 abrazando los nuevos avances tecnológicos, debemos cuidar la imagen (si practicas running, mejor), tenemos que tener presencia y saber de redes sociales, a ser posible perteneciendo a alguna tribu urbana de moda preferiblemente hipster o su reciente mutación: “los muppies” , hay que saber de marketing, saber de economía, saber hacer prácticamente de todo, ser un poco psicólogo, un poco amigo pero sobre todo ser buen profesional, y trabajar, trabajar y trabajar.

Sin embargo, si haces todo esto y  un poco más, podrás ser abogado en Alicante (o donde quieras) y salir indemne y creedme cuando os digo que la profesión merece la pena. Como decía al principio cumplo once años en el “cargo”, ¡Espero cumplir treinta más!

Un saludo a todos.

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